14 dic 2018

Pulso a la memoria



Hay quien trata de llenar el hueco,
ese hueco, con grandes dosis de cocaína.
Otros, con alcohol.
Los hay que gritan
desesperadamente a las paredes.
También hay por la labor
jóvenes hipersexuales,
orgullosos misántropos,
rebeldes y pocos, muy pocos enamorados.

Pero todos tratan de llenar ese hueco,
el hueco, con algo de sombra,
con algún reducto pasional que los arrastre,
que los subleve, que los guíe por entre la nada,
por entre ese montón de escombros.

Ahí, me digo, entre todas esas ruinas,
hubo una vez algo hermoso.
Dejarlo marchar y tratar de proseguir en calma,
ya es labor suficiente para toda una vida.

16 nov 2018

Dos jardines en el aire



El crítico interior y nuestras defensas psíquicas son exactamente la misma cosa. Si abatimos al crítico, alcanzaremos el estado sublime de inspiración. ¿Qué hace falta para abatir al crítico? Una piedad infinita por el Universo. ¿Qué hace falta para experimentar una piedad infinita por el Universo? Presenciar el dolor en todas sus formas.

                                  ***

Para quien vive, no una ficción, sino su propia vida, no debería haber desdoblamiento ni objetividad posible. Para quien vive de sus propias entrañas, la verdad no arde. Se arrastra como pesada sombra que no cabe en ningún espejo.

La demencia de la ficción refulge en todas partes. Más liviano es el aire para quien traza en ella un destino, su destino, hacia el presente.

Y qué es verdad. Qué cosa es ficción o mentira. Abramos los ojos aunque sea una vez de cuando en cuando. Verdad y ficción engullen lentamente la materia, el cuerpo que, sin ellas, se ignoraría por siempre a sí mismo.


Imagen: "ciudad hermética", acrílico sobre papel a2

4 nov 2018

Constancia del equívoco




Escribe. Para no aceptarlo nunca.
Para no naturalizarlo.
Para que siga doliendo siempre,
escribe, escribe, sigue escribiendo siempre.

Siempre habrá quien te lea
para saber qué sucede
o en qué se habrá convertido.

Escribe, y déjalo cuando entiendas
que aquello por lo que escribías
entraba tan dentro de lo posible,
que al escribir tan solo quebrantabas
tus propias leyes frente al olvido.


Imagen: "Indiferencia", acrílico sobre papel a2

24 oct 2018

Comienzo de lo terrible




El dolor nos vuelve feos,
invisiblemente feos.

Aun así, hay una belleza de la angustia,
un viejo placer en lo deforme,
una comprensión del horror que nos hace
tan bestiales como humanos.

¿Qué era la belleza?

Cambiante como el día, paseaba
entre nosotros, que la dejábamos sufrir
para que sintiera a qué debía darse.

Si fue fría la perfección de la belleza,
no menos lo será la sabiduría de la sangre,
poso amargo de viejas cicatrices,
rescoldo de la luz, ceniza que surcaba
los rostros donde se mezclaron por un tiempo
belleza y sufrimiento, perfección y sabiduría.


Acrílico sobre papel a2

Inercias



El ruido como compañía y amenaza.
La ciudad como espejo
de algo que tememos e ignoramos
sabiamente. El ansia. Siempre el ansia.
Siempre la soledad que no debe conmoverse.

Sigo paseando por las ruinas de mi mundo.
Cuando haya visto suficiente,
cerraré los ojos para escuchar bien el ruido,
el ruido de tus ojos breves,
ruido de la soledad que se sabe
demasiado bien a sí misma.

Mil veces me he engañado, durante mil años
afirmé no estar solo. No sé si era a Dios
a quien sentía en mi ruido de inocencias.

No sé si era yo mismo
quien se hacía compañía.

Creo que yo mismo era ruido.

Ruido de algo que no puede decirse
más que para decirse mil veces a sí mismo.



Acrílico sobre papel a2

16 oct 2018

Caer porque sí



Una ventana a una realidad
donde lo verdaderamente importante
-el blanco techo que nos da asilo,
tantos matrimonios, el dinero-
careciera por completo de importancia.

Pasaríamos ahí las horas, observando
el fugaz absurdo que nos enseñaron,
para entender, después de muchos años,
que la única importancia llegaría
de cualquier mirada que ofreciera,
aun sin poseerlo,
ese otro mundo que tememos.

Después, un día cualquiera,
lanzarnos a través de una ventana como esa.

Algo así será vivir la poesía.



Imagen: sin título, acrílico sobre papel a1

3 oct 2018

El fuego y su memoria




Algo hice mal.

Mi obsesión por la sinceridad
se volvió inquietante.

Dividí la realidad
en dos partes:
yo y todo lo demás.

Grité como gritan los más altos.

Fue lo suficientemente horrible,
como para necesitar ser solo uno más.

La verdad se basta a sí misma.
Nada brilla como la verdad.
Decir la verdad es arder y quemar.

Leí a diario cosas como estas,
y aunque ninguna metáfora
haya sido suficiente,
ahora creo que la verdad es un espejo mudo,
ante el cual, hasta un tonto
debería ser escuchado seriamente.



Imagen: sin título, acrílico sobre papel din a2

2 oct 2018

Acostumbrarse a todo



Le quité hierro. Moriremos, sí.
¿A qué tanto dramatismo?
Siempre vence su figura, lo sabemos.
Es solo cuestión de tiempo,
insondable cuestión de tiempo.
Lo sagrado de la vida se presenta solo
cuando el tallo es arrancado
por la mano retorcida de otro ser viviente.
Entonces se habla de inocencia,
de sueños truncados, 
de sentimientos borrados
por un capricho soberbio. Y es cierto.
¿Pero cuántas veces nuestras vidas fueron
vulneradas contra nuestra inocencia?
Nuestros sueños, ¿no fueron pisoteados
diariamente por figuras superiores,
diariamente truncados por un orden
ancestral de reacciones siniestras?
¿Y qué decir de nuestros sentimientos?
¿Quién hizo verdadero caso a tanto miedo,
a toda aquella soledad o a lo posible
de un afecto que siempre terminaría cayendo?

Moriremos, sí. 
Pero acaso para entonces
ya estaremos muertos.


Imagen: "Caminante", acrílico sobre papel a2

24 sept 2018

El límite y los otros



Infinitos seres infinitos.
Melancólicos espejos.
La misma superficie en todos ellos.

Miradlos como nos miran los muertos,
miradlos con la fascinación de la sospecha.

Miradlos uno a uno,
rudas almas de carne y hueso.

Todos tienen algo que decir.
Todos habrán visto demasiado
a su debido tiempo.
En el interior de cualquiera de ellos,
duerme
una música invisible, un furor
de infinitas estrellas disconformes.

Su letargo obedece al dominio del secreto.
Contienen la mística del sueño,
todos y cada uno de ellos. Realidad es
cuanto imaginaron en su tácita ceguera.


Imagen: acrílico sobre papel a2, sin título.

15 sept 2018

Sabernos solos




El viento sopla para todos.
También para mí, que he escondido
mi desnudo en la ventana.

También sopla para ti, que dijiste
más de lo debido. Y para ti,
que hoy cruzaste el puente
lleno de melancolía cotidiana.

El viento sopla para todos.
Incluso para mí, que no sé por qué, 
cuando me asomo a vuestras almas,
llenas de aspereza y de palabras, 
el viento sopla para nada.


Imagen: "El triunfo de ícaro", acrílico sobre papel a2

9 sept 2018

Discernir



No tú. Lo que sentía por ti.
Un árbol inmenso de osadía y gratitud.
No tus manos, ni tu piel, ni tu futuro.
Solo eso que sembrabas: silencio,
más silencio con el que desconocerte.


Imagen: "Centauro", acrílico, papel a2

4 sept 2018

Los sueños corrompidos



La belleza, angustiada, lanzaba fieros alaridos
a lo largo de los pasillos del psiquiátrico.
Viejos ángeles se turnaban para maldecirnos.
Las puertas se cerraron hace tiempo, dijeron,
y ya nadie sabrá nunca su lugar en la Historia.

Desde que el mundo es mundo,
los jóvenes buscan más belleza en la locura,
y el dios de los ateos contempla estremecido
nuestra tibia obra de ignorancia y negligencia.

Al llegar al centro del infierno,
alguien tomará de la mano a la belleza,
y esta romperá a llorar de gracia e impotencia,
y ese alguien sonreirá ante ese espejo
que siempre nos devuelve un sueño desleído.

Para entonces habremos descartado
todas las explicaciones que le dimos
a quien quería conocer 
la razón de esta demencia.



Imagen: "múltiple", acrílico sobre papel a2

26 ago 2018

Aquel desconocido



Este soy yo, el que regresa
para alejarse, el que se aleja
para volver hasta sí mismo.

Soñadme otro, y habré sido.



Imagen: "Inalcanzable", acrílico sobre papel, din a2

15 ago 2018

Salvación de entonces



Conversábamos, eso era todo.
Todo, sí. Si hay un equlibrio
entre un territorio nuestro y la realidad entera,
dependerá este de una conversación.
Y de una ficción, por tanto,
mayor que la de la identidad.
La de compartir el triste pensamiento.
La de la intimidad. 

Hablábamos para decirnos solo 
aquello que no debe ser dicho.

Pertenezco, lo sé, a una generación torva
que considera el pensamiento un juego.

Una generación 
a la que la angustia de un secreto 
le ha sonado siempre
a cursilería e infantilismo.

Qué otra demencia señalar.
Qué otro sueño aborrecer,
si no es el delirio de no ser nada para nadie.

Conversábamos de aquello que sabíamos.

Apenas sospechábamos que sería
la ignorancia la que guiaría nuestros pasos,
hasta convertirnos 
en frívolos juguetes 
de una vieja mediocridad y de las modas.




Imagen: "la mentira", acrílico sobre papel, din a2

7 ago 2018

La compasión



He inventado una técnica 
para abrazar a la muerte.

No ha sido fácil, 
cada vez que me mira de reojo, 
la reprendo como a una niña,
digo su nombre en voz baja, 
me acerco, la contemplo y la abrazo. 

Pero es complicado, 
ella es mayor que yo.

Mucho mayor. Aun así, 
por una razón se relaja: 
sabe que ante ella 
siempre somos niños asustados,
niños de los que siempre se ríe 
el mismo dios cobarde,
el dios dueño del silencio y de lo innombrable.


Imagen: el almuerzo, acrílico, din a2

31 jul 2018

Vivir después de la vida



Reabrir heridas,
prender con llanto la ceniza. 

Ejercicio de una violencia purísima,
el de incendiar la niebla ya madura,
el de incendiar y derramar los vasos ya vacíos
sobre el espejo donde envejecimos.

Prender con sombras la ceniza.
Hacer arder lo ennegrecido.

Ese fuego de regreso puede ser la vida.




Imagen: la manzana, acrílico, din a2

25 jul 2018

Un drama preconcebido en dos actos



(I)

Hay dolores en la furia de la imaginación,
secretos que en su sorda magnitud 
se hacen casi deseables.
Perder la cabeza, un corazón, al padre.
Es ahí donde algo se nos muestra.
Lo sabe el poeta y lo sabe
todo el que despreció la vida
para saberse hecho en soledades.
Qué verdad sombría se oculta en esas fauces.
Qué fulgor de espinas. Qué vanidad inútil.
¿A quién daría yo mi alma
para entender palabra por palabra
el terror solitario de la vida?
¿Lo haría por alumbrar a otros?
¿O algo arrancaría yo mismo de mis manos
para poder decir: mirad mi sufrimiento?
Miradlo, sí. Es realmente hermoso.

(II)

A ti te digo: no intentes alumbrar nada,
no quieras demostrar 
el valor que otros perdieran en la noche.

Las pruebas más oscuras llegan solas,
aguardan a que descubramos
nuestra propia cobardía, nuestra ignorancia.

Seguir, sin más, es toda la sabiduría,
todo el coraje que se gana
cuando se pierde la cabeza,
el corazón o al padre al que no entendías.


Imagen: acrílico, a2

18 jul 2018

Laconismos



Soy del grupo de los que nunca
saben ni dicen nada.
Mi ley es la del silencio.
Animal melancólico,
animal de secretos melancólicos.
Juraría que a esta situación 
he llegado a la fuerza,
yo quería hablar de todo, saber de todo.
Pero hace ya tiempo que nadie
quiere decirse nada. La broma y el juego.
La conversación banal. El juego y la broma.
Luego, nada. Nada más que gritos.
En realidad, hace ya tiempo
que yo tampoco quiero hablar de nada.
La importancia de las palabras
es bien poca 
comparada con el peso de la verdad,
de la verdad que es nada,
porque las palabras, aunque duelan,
son tan solo ecos 
de algo que arrojamos lejos de nosotros.

6 jul 2018

Disipación

La conciencia es oscura,
más oscura que el recuerdo.
Pregunta a pregunta, estorba
a quien pasa deslizándose
entre el placer y el aire.
Es oscura, sí. Pesada como un tiempo
sin el habla de los pájaros.
Terribles, nuestros actos se suceden
sin que entendamos, sin que sintamos
una huella al fondo de la trama.
Quien escribe, quien lee, quien escucha,
¿necesita más conciencia que la dicha?
Muertos los dioses, caído el ángel,
caído y convertido
en una entidad mediocre:
¿qué nos dirá la conciencia que,
al cabo de los años, no sea más 
que otra señal para cegar el paso?
Porque pasamos velozmente,
como astros brillamos y olvidamos, 
y ya nada nos promete una oscura salvación
a través de la conciencia.

30 jun 2018

Dónde el fuego

Es verano, hace frío.
Junio me recuerda lo fácil que sería
describir un círculo, y que nada fuera 
lo que es sin condiciones.
Es verano, y hemos vuelto a destruir
aquello que era norma y realismo.
Hace frío en junio. 
Qué decir de tantísima rutina
convertida en juego. Vinimos a soñar,
pero jamás volvimos de ese sueño.

26 jun 2018

Camino de vuelta






Madrugada. Callejones oscuros.
Soy la ciudad y su vasta cerrazón vacía.
De vuelta a casa, narro y niego lo que he sido.
A deshoras, con la noche a cuestas,
pido y pido. Pido y sé que nada
concederá el milagro. Ojos ciegos
por todo lo que han visto, ojos míos,
escrutan el silencio y el camino sigue
respondiendo lo sabido.

6 jun 2018

Epicentro

Escribir desde la noción
de que nada es fácil,
escribir terminalmente,
humildemente, odiosamente.
No tener nada que hacer,
sino pararse a escuchar
cada pensamiento elaborado
a partir de una lógica hiriente.
Ansiar algo que palidece,
que temblaba en uno mismo,
que fracasaba en su alegría.
Desechar todo ideal de belleza,
toda armonía establecida, dejar 
solo un verso roído por el viento.
Escuchar la verdad de otros
sin olvidar el propio prisma.
Difícil. Así, la realidad.
Lo fácil es ficción o suerte.

2 jun 2018

Subjetivo

Esa eterna sensación
de estar actuando, sin saberlo,
como un imbécil,
de haber sido falso siempre,
falso por no saber el nombre
de cada cosa oculta, invisible,
imaginaria acaso, 
imaginaria por imprecisa.

La raíz común, la permanencia,
el espacio en que lo sobreentendido
no causara confusión ni pavor,
escapó a mi entendimiento.

No he sabido estarme quieto,
la quietud era angustia.
La gente que conocí, cambiaba,
huía de la calma y de la sinceridad,
mientras yo huía de ellos y de mí.
De mí, que acabé siendo como ellos,
he huído hasta asombrarme de mi rostro, 
de mi débil pensamiento,
de mi inquietante rareza única.

24 may 2018

Tomas falsas




Decir la verdad como quien dice
la última palabra, decir: no he sido
nunca lo que ves, soy torpe y lento,
tan cargante como una maleta de chatarra.
Soy el insomnio, la agonía
del complejo martirio
que me propongo a mí mismo.
Silencio. Ligeros, debemos ser
frívolos como la música, ágiles
como el felino que vive en las aceras.
La verdad es el foso que otros cavan
para saberse dignos de su propia sepultura.


Imagen: acrílico, a2

16 may 2018

Tiempos de soledad



También es interesante cierta poesía
cuando el amor cae en el olvido.

Observar entre las sílabas
una oscura serpiente, un crucifijo.

Leer palabras que la noche sacraliza
para un ritual de fiebre.

Eso o la inocencia cercada por el rojo,
delirando como un grillo hasta la muerte.




Imagen: acrílico, a2

8 may 2018

En respuesta a un viejo dilema



Habla sólo por ti.
Algunos a veces no somos nosotros.
Nos arde un espejo al fondo del sueño
y dormimos a medias
donde vagan extraños recuerdos.
No todos somos quien somos,
ni somos siempre nosotros.
La culpa a menudo se enreda
en los calles que cierra
un olvido mayúsculo,
y la locura de no haber sido niño,
acecha al final de algún credo
que los sabios ignoran.
Huímos. Algunos huímos de algo
que debería abrazarnos,
de algo que fuimos y que aún se prolonga
en la sombra nocturna de un árbol en llamas.


Imagen: el funambulista, acrílico, din a2

1 may 2018

Responsabilidades



Tómame en serio. Soy la vida.
Todo en mi arde para tu vacío.
El vacío, sí. ¿Qué es sin ti?
Tú que creaste la realidad
para que rompiera tus cargas,
tómame en serio, incluso
cuando el peso de tu alma
doble hacia el aire cada una de tus vértebras.
Allí, en lo más hondo,
el oscuro tesoro aguarda,
y las aguas más salvajes
corren bajo las nieblas del espíritu.
Piensa en la muerte de cuando en cuando,
en lo terrible de su futilidad,
y siente así el paso del tiempo,
y tómame de esa manera en serio.
Tan en serio como el dolor debe ser tomado.
Tan en serio como lo que piensen
los demás sobre ti, pues es lo único
que de ti quedará sobre la tierra.


Imagen: el último árbol, acrílico, a2

17 abr 2018

Continuidad del poema



Todos esos grandes poemas,
los que hablan de la soledad,
del dolor, del amor o de la muerte,
podría haberlos escrito
cualquiera de nosotros.
Escuchamos al mirar lo escrito,
escuchamos algo que dice conocernos
a todos, que a todos nos conoce
tal y como nos desconocemos
en la dureza, en la espléndida
dureza del silencio.

Desde ahí, alguien da, dió y dará
un paso al frente, y escribe. Escribe.
Como si le fuera la vida en ello.
Como si le fuera la vida en decir
algo que todos saben o que creían saber
hasta que leyeron esa cosa inútil,
el gran poema, espejo
quebrado en la hora de reconocernos.


Imagen: acrílico, a2

13 abr 2018

Un recuerdo



Opuse resistencia. Mucha resistencia.
No quería embrutecerme, odiarme
de un espejo a otro, no quería
echarme a perder
bajo la atenta mirada de mi madre.
La noche, la noche...
Todo guarda relación en ella.
Hemos sido en ella carne que festeja
su propio patetismo, y qué decir
del espíritu cuando por fin alborea,
cuando todo es ya lo que parece.
Lo he dicho. No quería embrutecerme.
Llenarme de sangre como el cuenco
que debemos vaciar sobre la hierba.
Para comprender el mundo
había que trazar la oscuridad del hombre,
por eso no pudimos ser amables y perfectos.
Los altos crucifijos se oxidaban en nosotros,
se cansaban de nosotros las viejas cantinelas.
Tanta lid ha ensanchado mi rostro,
vulgarizado mis huesos, ensuciado mi camisa.
No quería embrutecerme, odiarme
por vivir hacia la tierra. Lo he dicho.

Lo demás, el duro veredicto y su condena,
es vuestro, tan solo vuestro y de los dioses.


Imagen: acrílico, a2

9 abr 2018

Ávido



Más noche, más luna, más verdad,
más música, más ruido, más espejos.
Más tiempo, más culpa, más silencio.
Impuros como la ceniza, como el sexo turbio.
Ante el espejo, impuros, más humanos.
Hablándole al fuego y al horror del mar.
Más palabras, más vísceras, más secretos.
Muy hondo debe ser el juego,
debe merecer la pena tantísimo silencio.

Que todo lo ya visto sea un poco más.


Imagen: "Vértigo", acrílico, din a2

1 abr 2018

La realidad y el juego



No pregunto ya
si hay un lado oscuro,
una sombra en sombras
dentro del oculto corazón.
Pregunto ahora
si hay un corazón que cierra
sus enigmas en las tardes de borrasca,
¿hay un corazón inerme que combate
con su dura luz nuestros insomnios?
Yo tuve un corazón de piedra.
Lloraba solo, de noche, cuando nadie 
vigilaba su aspereza.
En algún momento huyó hacia el                                                      [mediodía.
Y lo seguí, pero el Sol
se alimenta de esa clase de despojos.

16 mar 2018

Finalidad del diálogo



Era la mentira libre de hablar,
de hablar más y de seguir hablando.

Era la sinceridad esclava de su propio verbo.
Pesaba un gran silencio sobre ella.
Pesaba cada cosa por decir,
cada nudo deshecho, cada frase
arrojada hacia la claridad del eco.

Callaba la sinceridad a veces,
callaba porque nada
escuchan los que usan la mentira 
como ruido blanco,
como fe en la nada y el deseo.

1 mar 2018

Ser o no estar



¿Dónde apoyaremos luego esta pobre vanidad? Dónde... Si nada sabemos de cómo nos ve el resto. Actúamos sólo para nosotros, pero toda función necesita un público. Y nadie, nadie -nadie- puede vernos realmente. Así llegamos al espejo y a veces vemos lo que queremos ver. Felicidad, carisma, juventud, belleza. Pero ni siquiera sabemos la expresión exacta que ofrecemos durante cada instante de la larga obra. Una especie de mueca corrompida surge a veces en los otros, pero... ¿en mí, en nosotros? ¿Era eso la máscara, lo que había tras la máscara o tan sólo un gesto fallido, una expresión tan confusa como todo lo que llena el tiempo? Me siento tan responsable de mi rostro como del vuestro. Y esa carga, creedme, en realidad es tan trivial como todo lo que no comprendo.


Imagen: "el héroe absurdo", acrílico, din a2

20 feb 2018

No perseguir nada



No, a los sueños hay que dormirlos,
silenciarlos en la noche otra vez y otra,
acunarlos sin un ruido, y seguir velando.

Un sueño despierto llorará de hambre,
de miedo, de sed,
llorará, gritará y se rebelará
contra la casa y su pequeñez,
avanzando luego como jauría,
como inercia de la realidad en jaque.

Pero no, un sueño dormido
no es un sueño muerto.

A los sueños hay que dejarlos así,
siempre despiertan,
su llamada siempre vuelve hasta nosotros.

Resonará su memoria en la rutina,
en la monotonía que afile nuestros párpados,
en los fríos años que será mejor dormir
para no despertar a otro sueño más largo.

Imagen: "Sísifo", acrílico, din a2

7 feb 2018

Libertad entre sombras



Era mi deber entonces
obsesionarme con la dignidad.
No más juegos. Ninguna jerarquía.
Nunca una mirada condescendiente
ante el patetismo.
Firmeza, ante todo, firmeza.
La obsesión por la dignidad
era ante todo una expresión deforme,
un rostro espantado de sí mismo,
cien madrugadas violentas
llenas de inquisidores, de vulgar insolencia.
Respeto, ante todo, respeto.
La suciedad de la vida me observaba
desde los ojos de un niño,
también desde la luz que me descifra.
Algo obsceno, turbio,
una condena sin justicia,
una ironía salvaje
sobre los muertos que quise.

Y la dignidad era una lengua extranjera.
El idioma que usan los mayores
cuando, a mitad de un encuentro,
un joven sediento les grita diciendo:
ya todo está hecho,
vuestro respeto es la defensa
segura del necio, vuestra firmeza
es la ilusión segura del viento,
vuestra dignidad es
la muerte segura de nuestro deseo.


Imagen: "miedo y ternura", acrílico, din a2

5 feb 2018

El tedio y lo demás



También ignoro
a qué espejismo se parece mi vida.
Mi vida: una novela aburrida,
llena de detalles inútiles,
absurdos como este poema.
Mi vida, un suceso dramático
cuidadosamente olvidado.
Muchos días disímiles.
Ratos en blanco. Más ratos en blanco.
Tal vez,
lo más importante de la historia
sea la voz interior,
esta voz que divaga sobre un argumento
que no entiende y que aun así la sostiene.

¿O será mi voz la urdimbre que crea
un argumento inverosímil,
lleno de errores, delirios y detalles inútiles?

Mi vida se parece sólo a sí misma.
Tanto, que a veces querría
parecerse a otra vida.



Imagen: laberinto y predestinación, acrílico, din a2

30 ene 2018

Después de todo



Creo que tengo un problema:
no soy capaz de sostener ya
ningún aprendizaje personal,
ninguna filosofía,
ni ningún otro engaño necesario,
sin intercalar unas cien veces
la palabra felicidad. Antes,
hace años, podía hablar de sacrificio
para justificar mi vocación de vagabundo,
mis ínfulas de hombre extraordinario.
Antes. Antes de asfixiarme.
Antes de observar que la madurez
es una pose para sobrellevar el fracaso.
Ahora necesito que alguien me prometa,
a riesgo de caer fulminado si no es cierto,
que pronto seré feliz, que la felicidad
dominará los cielos y la tierra,
que los sueños se abrirán paso
a través de las grietas, de los muros,
de las ciudades y los campos,
y que todo arderá en la luz del Sol
(todo: nuestros sueños,
nuestras manos, nuestro llanto).
Por eso digo que tengo un problema.
La felicidad es conformarse con algo,
y valorarlo hasta que se convierta
en una razón para no arrojarse al vacío.
No un puente hacia la grandeza.
No un espejo donde encontrarnos.
Un olvido de sí, si acaso. 

Un caer sin pensar.
Caer, sí, como los héroes.
Sin esperar justicia,
sin esforzarse por evitar lo pasado.




Imagen: "laberinto", din a2

14 ene 2018

Egoismos



Es imposible dar más de lo sumo
sin esperar nada a cambio.
Algo de lo entregado ha de devolverse,
una mano tendida, un secreto
a voces repetido. La generosidad
espera siempre ser correspondida.
Alguien pide, alguien concede
con su debilidad,
con su torpe corazón cansado. Alguien
da de sí hasta volverse un poco menos,
y ahí queda todo muchas veces.
En el calvario del deber amargo.




Imagen: "el jugador", acrílico, din a2

12 ene 2018

Desde el principio



¿Pero al mundo se viene
como página en blanco
o algo en el alma ya hierve,
quemándose al tacto
como fuego solemne?

Es mi única pregunta.

Y es importante,
porque si es lo primero,
podría desaprenderme,
y construirme de nuevo voluntariamente.

Ah, pero si es lo segundo...

Si es lo segundo,
habré socavado mi naturaleza,
haciendo de mí el actor que no aprende,
que nunca podrá conocerse.



Imagen: acrílico, din a2, "la última máscara"