17 abr 2018

Continuidad del poema



Todos esos grandes poemas,
los que hablan de la soledad,
del dolor, del amor o de la muerte,
podría haberlos escrito
cualquiera de nosotros.
Escuchamos al mirar lo escrito,
escuchamos algo que dice conocernos
a todos, que a todos nos conoce
tal y como nos desconocemos
en la dureza, en la espléndida
dureza del silencio.

Desde ahí, alguien da, dió y dará
un paso al frente, y escribe. Escribe.
Como si le fuera la vida en ello.
Como si le fuera la vida en decir
algo que todos saben o que creían saber
hasta que leyeron esa cosa inútil,
el gran poema, espejo
quebrado en la hora de reconocernos.


Imagen: acrílico, a2

13 abr 2018

Un recuerdo



Opuse resistencia. Mucha resistencia.
No quería embrutecerme, odiarme
de un espejo a otro, no quería
echarme a perder
bajo la atenta mirada de mi madre.
La noche, la noche...
Todo guarda relación en ella.
Hemos sido en ella carne que festeja
su propio patetismo, y qué decir
del espíritu cuando por fin alborea,
cuando todo es ya lo que parece.
Lo he dicho. No quería embrutecerme.
Llenarme de sangre como el cuenco
que debemos vaciar sobre la hierba.
Para comprender el mundo
había que trazar la oscuridad del hombre,
por eso no pudimos ser amables y perfectos.
Los altos crucifijos se oxidaban en nosotros,
se cansaban de nosotros las viejas cantinelas.
Tanta lid ha ensanchado mi rostro,
vulgarizado mis huesos, ensuciado mi camisa.
No quería embrutecerme, odiarme
por vivir hacia la tierra. Lo he dicho.

Lo demás, el duro veredicto y su condena,
es vuestro, tan solo vuestro y de los dioses.


Imagen: acrílico, a2

9 abr 2018

Ávido



Más noche, más luna, más verdad,
más música, más ruido, más espejos.
Más tiempo, más culpa, más silencio.
Impuros como la ceniza, como el sexo turbio.
Ante el espejo, impuros, más humanos.
Hablándole al fuego y al horror del mar.
Más palabras, más vísceras, más secretos.
Muy hondo debe ser el juego,
debe merecer la pena tantísimo silencio.

Que todo lo ya visto sea un poco más.


Imagen: "Vértigo", acrílico, din a2

1 abr 2018

La realidad y el juego



No pregunto ya
si hay un lado oscuro,
una sombra en sombras
dentro del oculto corazón.
Pregunto ahora
si hay un corazón que cierra
sus enigmas en las tardes de borrasca,
¿hay un corazón inerme que combate
con su dura luz nuestros insomnios?
Yo tuve un corazón de piedra.
Lloraba solo, de noche, cuando nadie 
vigilaba su aspereza.
En algún momento huyó hacia el                                                      [mediodía.
Y lo seguí, pero el Sol
se alimenta de esa clase de despojos.