26 abr 2019

Resaca




Un Sol urbano,
gris como el cabello de los muertos,
me obliga a seguir contemplando.

He tenido ese Sol en mi silencio,
como pájaro que devora el cielo negro.

Y he seguido contemplando, y la ciudad ignora
cuántos pensamientos han caído de su mano.

Mirad también vosotros:
esta nada es el mundo,
hemos sido demasiado audaces
contra algo que no ha sido
calculado para herirnos.


Imagen: acrílico sobre papel a2

20 abr 2019

Y nada más pasa





Esta ciudad ha cultivado
a conciencia
un encanto insano y mediocre.
En sus bares y en sus plazas
solo se puede hablar sin decir nada.
Algunos hemos visto y sentido cosas
extrañas, perturbaciones que van más allá,
mucho más allá de todo esto.

Así es: la música, la poesía, el arte
pueden corroer con ansia
ciudades como esta.


Imagen: acrílico sobre papel a3

12 abr 2019

La fama y su contrario



Todos los artistas comerciales son discípulos de la vida. Eso es lo que en verdad vende: la vida. Son, desde Madonna hasta Michael Jackson, luz, pura luz. Cegadora luz. Porque ese es el problema. En su obra, y esto es aplicable a cualquier artista comercial de la disciplina que sea, hay muy poca conciencia de la miseria, del frío, de la pobreza, de la muerte. Dicho de otro modo, la vibración artística de los discípulos de la vida, carece de cualquier forma de sabiduría, pues hay más sabiduría en el alma de quien en verdad tiene conciencia de su propia muerte, que en todos los libros a favor de la vida que se han escrito en los últimos doscientos años. 


Sed adolescentes, eternos adolescentes. Eso dicen los discípulos de la vida. Y no es un mal mensaje. O no lo sería si a estás alturas no estuviera tan desalentadoramente unido al dinero, a cantidades ingentes de dinero que parecen repeler eso mismo: cualquier forma de sabiduría, de conciencia moral, de adulta preconcepción de la propia muerte.

Imagen: "árbol en llamas" acrílicos sobre papel a2