Sobre la madurez

El amor a los que se han ido, 
la infernal realidad del desengaño,
el temor que acompaña la caída.

Derrota. Penitencia. Sentimiento.

Así se gesta el cansancio que concede
la intangible sensación y el peso. 

Y de ese peso queda la conciencia

que distancia la nostalgia de lo venidero.

Aun así, seguid buscando 

la infantil explicación que justifique 

la terrible danza de la Vida. 

Aunque toda redención se haya pactado
más allá de nuestro pobre entendimiento.

La tarea diaria

Soy el castillo de arena
que la marea arrastra. 

Soy también
aquel que reconstruye el castillo,
arena insensible es mi alma.

Soy mi propia invención, 

y todo en mi rehacer es falso.

A cada rato que pasa, 

la marea me obliga a ser otro. 

Otra sombra de un día.

Otra construcción 

que no conciba
lo terrible de su poca importancia. 

Libre interpretación

Donde otros vieron
un público diverso,
yo vi a la bestia de los mil ojos.

Cada uno era un abismo.

Cada realidad, un error moral

que no dejaba
espacio para el entendimiento.

La fe

Prolifera la mentira
cuando la implacable decadencia
se cierne sobre el mundo.

Hay quien necesita entre las sombras
una sombra a la que asirse,
o una fantasía
por la que apostar su cándido pellejo.

Poco importa
que las sombras nos traicionen,
o que la fantasía sea
para los despiertos
un constante foco de miseria.

Cuando aparece la implacable decadencia,
resuena hacia el espíritu inocente 

como rayo de futuro 

la verdad sin condición del embustero.

Seguir hablando

Alguien narra sus experiencias dramáticas,
y no hay piedad
más allá de una blanca decadencia.

Los que explican su dolor,
vuelven una y otra vez al barro del comienzo.

Para ellos,
relacionarse es interpelar a la conciencia
para que emita un veredicto interminable. 

Anotación del 22 de Mayo del 2018

Vivir en un estado permanente de conciliación y armonía, es vivir teniendo siempre presente la idea de la muerte. Amemos, dice el espíritu, pues puede que no quede mucho tiempo. Pero qué sucede entonces con la discordia. Si el hombre es inmortal mientras vive, la discordia es la única manera de rechazar, que diría Pessoa, a la muerte con todo lo que es nuestro.

Entre dos males

No hay verdad en la literatura.

Fantasean como niños
los impresentables que escriben sobre esta. 

Pero esa fantasía, ese suponer alucinado,

posiblemente sea preferible
al apático vacío 

de aquellos ignorantes que jamás leyeron nada. 

Expresión que somos

No debería nuestra identidad
convertirse en una cuestión estética.

Pero desde el momento
en que tratamos de gustar, 
buscamos convertirnos
en un objeto subjetivo. 

Así ocurre en el amor, 
hasta que transcurren los años.

¿Y quiénes somos al final?

Nuestra fealdad interior
atestigua con mayor veracidad

lo que somos pese al resto. 

Estética de lo visible

Todo debe enrarecerse.

El viento tiene que volverse negro.

Nuestras voces,
nuestras implacables voces de chorlito,
han de quebrarse a deshoras.

Han de desaparecer los contornos del fuego,
y en su lugar
ha de continuar ardiendo
la crudeza de una confesión inútil.

Todo debe retorcerse,
aunque la oscuridad quede sin contrario.

Contra natura

Elegí las sombras del alcohol

como quien elige prolongar el sentimiento.

Y era yo la negación de la conciencia,
y como fuego incuestionable, 

la verdad retorcía cada rostro y cada gesto. 

Yo gritaba cada vez más adentro,

y el alcohol era en su respuesta

la visión de un río calcinado,

de un blanco río 

calcinado por la sed de un horizonte. 

Quise remediar así lo inexplicable. 

Soñé con retener por siempre el sentimiento. 

Lo que bien acaba

Para gloria y regocijo de la sombra,
digo que yo también he amado. 

Extraña experiencia,
que apenas tuvo algún sentido

hacia su visión final.

Pero qué martirio no termina

siendo clausurado 

con impúdica misericordia hacia uno mismo.

¿Qué sabe un pez del agua en la que vive?

¿Qué es la ciudad?

Nada ha resistido tanto la inmanencia,
como el lugar de estos muros desolados.

Y hemos desaparecido como el aire.

La ciudad pretende conocernos, 

pero jamás sabremos quién es quién, 

ni recordaremos fácilmente

qué saber sombrío
nos condujo más allá de la apariencia.