Todo debe enrarecerse.
El viento tiene que volverse negro.
Nuestras voces,
nuestras implacables voces de chorlito,
han de quebrarse a deshoras.
El viento tiene que volverse negro.
Nuestras voces,
nuestras implacables voces de chorlito,
han de quebrarse a deshoras.
Han de desaparecer los contornos del fuego,
y en su lugar
ha de continuar ardiendo
la crudeza de una confesión inútil.
Todo debe retorcerse,
aunque la oscuridad quede sin contrario.
y en su lugar
ha de continuar ardiendo
la crudeza de una confesión inútil.
Todo debe retorcerse,
aunque la oscuridad quede sin contrario.