Elegí las sombras del alcohol
como quien elige prolongar el sentimiento.
Y era yo la negación de la conciencia,
y como fuego incuestionable,
Yo gritaba cada vez más adentro,
Y era yo la negación de la conciencia,
y como fuego incuestionable,
la verdad retorcía cada rostro y cada gesto.
Yo gritaba cada vez más adentro,
y el alcohol era en su respuesta
la visión de un río calcinado,
de un blanco río
calcinado por la sed de un horizonte.
Quise remediar así lo inexplicable.
Soñé con retener por siempre el sentimiento.