26 sept 2007

Y tú me preguntas si viví en la oscuridad,
la misma oscuridad solemne que conforta,
que recae sobre el fondo velado de las cosas.
Acaso no sabes que en tu nombre,
contuve, impasible, la tristeza,
hasta observar un mundo dividido
por la eterna herida del crepúsculo.
En tu nombre presencié un día
el augurio solitario de la noche;
ya que así quise saberte escrita
como una inmensa sombra fija,
sombra sobre todos los azares.

Me preguntas si he visto oscuridades,
porque no sabes qué veo al contemplarte.

La noche entreabre las manos del amor,
para que tú puedas aferrarte a sus jardines;
y en tales juegos se adivina, igual de oscura,
la raíz tardía de ese sentimiento extraño
que vincula la verdad al sufrimiento.

Ay de esta pasión que nace
para llevarse las palabras indecibles
hasta el poema ciego en que te aguardo…
¡Ay de este atardecer oscuro,
que revela a los hombres su destino,
que confunde la verdad con lo ya dicho!

25 sept 2007

Sí me basta el ser quien soy,
cuando la fortaleza de los pájaros
se desdibuja hacia la noche
en un horizonte irreversible.
Entonces tú,
febril como la ventisca en Enero,
entras desde temprano y sin un ruido
contemplas el ajetreo de las ciudades.
Tomas, sin saberlo, el ejemplo sencillo,
que así guardáramos de las estaciones.

Somos el mismo despertar que somos,
cuando la fortaleza de los pájaros,
se desdibuja, hacia la noche,
en ese ejemplo irreversible
que ningún invierno podrá llevarse.

18 sept 2007

Profecía

Y serás el río, con su rumor anhelante,
la noche violácea con sus cantares prohibidos.
El sueño profundo con su despertar perfecto.
La voz impaciente que hoy aguarda en silencio.
Todos los ecos, los nombres, los días.
Todas las formas, los cielos, las artes.

Serás la simiente que germina en la noche
en busca del sol que no puede faltarle.
También el dolor que no ha de olvidarse,
será la señal que despierte al insomne.
Que has de venir -para dejar clara huella-
sobre orillas desnudas; sobre áridas tierras.
Que has de ser tú, aunque de ti nada sepa,
el verdor arropado por sagradas estrellas.

12 sept 2007

Ejercicio Aleatorio (Versión Final)


Y yo que esperé al amor
Soñando bajo árboles y nieve
Y yo que esperé al amor
Depuesto el hábito y la fiebre
Y yo que esperé al amor
Y sólo llegó la muerte.

Sólo llegó la muerte
Con una sonrisa gélida
Con un traje solemne
Aunque esperara al amor
Bebiendo sangre de las fuentes
Cayeron sobre la tierra
Dos frutos podridos
Dos sombras sin mente
Aunque esperara al amor
Sólo llegó la muerte

Desnuda como un pájaro aterido
Al que un solo batir de alas
O un movimiento de luz y frío
Puede costarle la vida
Porque la muerte nos mira
Cuando sabe que el amor miente.

9 sept 2007

Recuerda. Somos aquello. Conjeturas, ficciones…
Esbozos de lo que desde aquí no puede entenderse.
Una sombra nos tocará con su canto quebrado,
y ya no sabremos escindir, amablemente,
la verdadera mentira de lo que necesitáramos
Mientras perdura el acto, los actores están ciegos.
Su angustia es una máscara delante del espejo.
Pero creer en lo que somos entraña un loco riesgo:
el gesto de mostrar aquello que está dentro.
Imposible. Vivir despierto, en la verdad,
es morir de tristeza en todos los extremos.
Vivir despierto es negar que conocemos.

Dejar pasar la vida; que el curso de la sombra
amanse las entrañas del ser atribulado.
Un día podréis buscar el horizonte con gesto de vigía,
para mentir abiertamente acerca del pasado.
Entonces poco importará, -es cierto-
que lo que fuera a veces interpuesto
entre el hombre terrenal y el mundo entero,
fuera causa de vergüenza para él y para el resto.

Pasados ya los días, resuelto ya el delirio,
lo más sensato es mentir acerca de la vida.
Pues nada importa ya que estuvieras en lo cierto.

Lo que fue ahora carece de importancia…
Ahora, creeremos en lo que pudo ser,
porque en sueños vivimos para ello.