Patria

He intentado merecer un padre rico.

Lo he intentado inútilmente,
como se intenta ser alto
o un ejemplo para los mejores.

El que fue mi verdadero padre,

murió hace casi veinte años. 

Ha llovido mucho desde entonces.

El que fue mi verdadero padre,
no era rico,
tampoco pobre como yo lo he sido. 

No me regaló una sombra estilizada, 
ni la feliz estampa de los bienaventurados.

Pagaba el alquiler y las viandas,

y rara vez decía nada sobre sus temores. 

Extrañé durante años

la común seguridad que a ratos transmitía. 

La extrañé inútilmente, 

como se extraña un salvavidas
en mitad de la tormenta
que amaina solo para desterrarnos.

Paradójico

Se echan 

la improbable culpa de todo
los unos a los otros.

Repite esto en voz alta:

soy horrible, 

hice muchas cosas mal, 

intentaré arreglarlo. 

La ejemplaridad también consiste

en reconocer que eres 

otra pieza defectuosa del maldito puzzle. 

La belleza

Flores para tu felicidad.

Flores para que no veas
cómo se concibe la persuasión. 

Ni cómo se corrompe nuestra carne. 

Sobre la oscuridad

Nuestras almas por fin están aquí. 
Nuestras almas al desnudo.

Podemos percibir ahora su presencia,
y hasta ver en nuestros rostros
las intensas huellas de la desesperación.

Son el verbo de la tempestad,
la secreta extensión
de la enfermedad de la tristeza.

Están aquí. 

Muchas cosas han salido mal. 

Podemos verlas descender 

después de haber mostrado su cansancio. 

Es entonces cuando emerge
aquella música insondable, 
que parece perdonar con cada acorde
el siniestro sueño de acabar con todo.

Es entonces

-cuando este mundo vuelve a merecer

una trampa por la que desconocernos-

cuando vuelve a aparecer, 

como esplendor insoportable, 

la belleza del sombrío reino del espíritu. 

El lugar prohibido

Has probado el veneno. 

Lo has probado con los ojos cerrados, 

sin saber qué era. 

Ahora bailas en la cuerda floja:
tus acciones te convierten

en un bailarín extraño.

Ahora poco importa

que traiciones tu deseo de ser. 

Tus prejuicios continúan ahí

para hacerte entender quién eres. 

El ahora

Según voy perdiendo mi carga sentimental,
me voy viendo rejuvenecer.

El amor es un pacto de futuro,
y yo he visto que los años me deparan
la misma senectud borrosa que al resto.

Han desaparecido la noche y las estrellas, 

pero en soledad se abre

la conciencia de un presente rítmico. 

Recupero ahora, 

arrojando el sentimiento al fuego místico, 

la tensión que articula el fluir de la existencia. 

Soñar o saber

Cuando algo cae,
la angustia de la incomprensión nos ciega.

Cuando algo miente desde dentro,
no es posible suponer

el saber de la ignorancia.

Será el delirio el clavo ardiendo
de una salvación sin héroes ni conciencia.

Lo demás lo explicarán los libros.

Sobre la ligereza

Es cierto que a veces hay un fondo,
y que alguien debe descender,
y cerrar bien los ojos
para ver qué ocurrió más abajo.

Pero por lo general, dormimos. 

Y al dormir, 

nada conocemos: apenas existimos.

La feliz miseria

¿Yo?

Un competidor,
un rival,
otro puerco entre los demás puercos.

Ese era el pacto soterrado.

Ese,
el tiempo de miseria que nos fue dado vivir.

La mente en las entrañas

La locura está en las vísceras.

Vísceras que convierten el dolor en rabia.

No detengas tu vagar aquí:

podrías ver el alma de los cuervos

desde la oscuridad de tus entrañas. 

Tal es la implacable fuerza de su magia.

Norte y Sur

Cuando empecé a medicarme,

no sabía definir aún
la verdad de la cordura.

Sí sabía
que la locura era un color incesante. 

Perseguí así durante años
la crudeza de una percepción gris.

Pero también el gris era un color,
un matiz más

del vacío

y de la soledad inquietante.