
Alguien narra sus experiencias dramáticas,
y no hay piedad
más allá de una blanca decadencia.
Los que explican su dolor,
vuelven una y otra vez al barro del comienzo.
Para ellos,
relacionarse es interpelar a la conciencia
para que emita un veredicto interminable.
y no hay piedad
más allá de una blanca decadencia.
Los que explican su dolor,
vuelven una y otra vez al barro del comienzo.
Para ellos,
relacionarse es interpelar a la conciencia
para que emita un veredicto interminable.