No pregunto ya si hay un lado oscuro, una sombra en sombras dentro del oculto corazón. Pregunto ahora si hay un corazón que cierra sus enigmas en las tardes de borrasca, ¿hay un corazón inerme que combate con su dura luz nuestros insomnios? Yo tuve un corazón de piedra. Lloraba solo, de noche, cuando nadie vigilaba su aspereza. En algún momento huyó hacia el [mediodía. Y lo seguí, pero el Sol se alimenta de esa clase de despojos.