21 dic 2006

He mirado muchas veces con vergüenza
el elevado altar dramático.
En él deben entremezclarse, cada nuevo día,
la noche y el ansia junto al verdadero sacrificio.
He llevado la cuenta de las notas expiradas
por cantores y amantes y tristes borrachos.
He seguido con cautela la sombra invertida
que ciegamente me ha seguido hacia arriba.
Y tras observar todas estas cosas
un niño quiso preguntarme por la risa
la risa que redime a los cansados,
luz que contagia a los perdidos.
Juego que amansa y desnuda al ofendido.
He reído muchas veces por cosas vacías,
que aún me parecen peores que la muerte.
Por actos que obedecen al amor inmerecido,
he reído vulgarmente.

Y por eso sé que la risa muestra,
no lo que el hombre piensa cuando juzga:
sino lo que el corazón esconde al conmoverse
.