25 dic 2006

Abrí los brazos llenos de futuro,
los orígenes inasibles de la música,
el tiempo entumecido, su belleza,
el faro inextinguible de la noche abatida.
Abrí los brazos hasta sus límites dolientes,
coronando la materia de lo extrañamente humano
con espinas cercanas a lo vivo.
Fui confundido por la plenitud,
por lo que hay de ficción en lo indecible
y que conlleva discernir la claridad
hasta descifrar todas sus preguntas.
¿Puede ser esto la vida ahora, la luz
tergiversada de un páramo inservible,
el hondo aseverar de una conciencia única?
Este es mi rasero, a partir de aquí comprendo
las cavilaciones infinitas de la lluvia. Este
mi mudo predicar sin ocio,
mi valija llena de absurdos acertijos.
A partir de aquí siento y pregunto
con los brazos abiertos llenos de futuro.