¿Para 
ser escritor? Bueno, hay que pasar tiempo en silencio. Mucho tiempo al 
día. De ese modo, las palabras cobran una importancia vital. Si alguien 
considera el oficio un tormento, la terapia es simple. Solo tiene que 
ponerse a hablar hasta por los codos... ah, y coger un libro solo de 
pascuas a ramos. La buena literatura nos impone verdadero respeto. Y ese
 respeto es silencio.
 
