Si abandonas mansamente,
 reencontrarás en ti, imperdonables,
 los mismos sacrificios que exigía la manada.
 
 Y pasadas estas noches y su ciencia,
 ya nadie contendrá por ti
 el río de imparables circunstancias.
 
 Equivoca entonces cuanto quieras
 el sentido indiscutible de este absurdo:
 solo tras poner a prueba lo improbable,
 surgirán de dónde las razones
 que templaron en su día
 la difícil conjetura de tus actos.
 
