
La primera semilla era el dolor.
Y donde el dolor,
también la crueldad.
De ahí extraje
cada uno de mis sentimientos,
y una terrible noción de trascendencia
que me condujo a necesitar
cada vez más soledad.
Pero la crueldad.
La crueldad era la clave,
la siniestra trompeta
que anunciaba sin temor el fin del mundo.
Y donde el dolor,
también la crueldad.
De ahí extraje
cada uno de mis sentimientos,
y una terrible noción de trascendencia
que me condujo a necesitar
cada vez más soledad.
Pero la crueldad.
La crueldad era la clave,
la siniestra trompeta
que anunciaba sin temor el fin del mundo.