Antes,
una
lámpara de cobre,
fuerzas
cautivas,
laberintos,
cruces;
sendas
colmadas de ruido.
Luego: ventanas
abiertas,
combates
perdidos,
llanuras,
jardines,
cortinas
de seda o delirio.
Amor,
ya eres nuestro.
Suficiente
contigo.
Adiós,
pues, sendas colmadas.
Adiós,
cruces.
No
más laberintos.
—Ya
todo está hecho.
No.
Su ausencia también es motivo.
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