Permaneces en mí porque permaneces
en el baile premonitorio 
que llama nuestros actos al delirio.
Porque permaneces en mí, permaneces 
en tu rueda melancólica,
en tu largo ciclo de inocencias idas, 
de estaciones muertas para un tiempo febril 
que recurre a la prudencia de perderte.
Fuimos libres de permanecer despiertos
buscando una expresión para la luna,
de fulgor casi inmortal como la muerte.
Fuimos libres porque la libertad es llanto
que se piensa canción, aunque sea beso
que aguarda incierto en la oscuridad, incierto.
Fuimos libres. Solo así soñamos más allá 
de nuestras últimas tardes de verano.