
Mientras me convierto sin querer
en lo que tú quieres que sea,
se hace tarde bajo nuestro techo,
y nadie sabe qué miseria
se pronuncia bruscamente entre nosotros.
Esto tampoco era amor,
se le parecía como una voluntad inmensa,
pero en verdad nos destrozaba
como otra forma de negar el aire.
Esto tampoco era amor,
se le parecía como una voluntad inmensa,
pero en verdad nos destrozaba
como otra forma de negar el aire.
Solía consistir el desencanto
en desaprender a solas,
como intranquilos ángeles de la fatalidad,
el error de creernos diferentes a los muertos.
Dejaré de ser lo que querías
para convertirme ante nuestra extrañeza
en el tenebroso pensamiento de la expiación.