
Una máscara de arrogancia
protagoniza la función de nuestras pasiones.
Mientras la escena continúe,
estaremos obligados a sabernos superiores,
cualquier debilidad
podría ser la grieta
por la que entrara la verdad no deseada.
por la que entrara la verdad no deseada.
Nos concibió así
el espíritu de nuestro tiempo,
como a miserables ignorantes
de cuanto acontece dentro del jardín salvaje.
Detractores del saber,
cuyos nombres volverán a ser
arrojados al hambriento fuego del olvido.