Para distinguir la luz de la oscuridad,
es necesaria la luz. 
Ignora la oscuridad cuanto es de sombra,
y nada teme la noche de la noche.
Para distinguir la luz de la oscuridad,
son necesarios 
el temor y la inocencia oculta, 
y la esclarecedora conciencia 
de la propia culpa.