5 oct 2012

Sobre un tiempo anestesiado



Ah, pero a nosotros, ¿qué sentido nos queda? Dime. Queríamos, no, necesitábamos desenredar la sombra y el destino apenas sugerido de las cosas. Buscábamos morir de amor o cargar contra molinos gigantescos. Fugarnos a la luna, cantar violentamente, correr de un modo u otro la mayor aventura, la que hiciera de este tiempo la baraja rota del comienzo.  

Héroes, héroes... El valor se pierde bebiendo de las fuentes. Y ahora, en derredor nuestro, el orden fatigoso de los días. ¿Dónde el enemigo? ¿Cuándo la tragedia que recree la belleza del invierno?

Decidme: ¿quién dijo hasta aquí solo, lo demás está hecho? Pues bajo otro firmamento, ninguno de nosotros buscaría lo que crece solo hacia el subsuelo.