29 mar 2012

Entrega

Rompió en verano nuestro día.
 

Huyendo quise abrir mis ansias
por negros ventanales y terrazas.

(También debí cargar el aire a mis espaldas).


Marqué después tu puerta,

tus noches, tu importancia.

Y al final, nadie o nada:

horror solo, realidad,
sentencias necesarias.

(Miré detrás del agua,

mordí con lentitud la llama.
Nadie por allí. Por allá, nada).

Nacías para mí del miedo. 

Quisiste deshacer riendo mi venganza.

No hay comentarios:

Publicar un comentario