26 dic 2024

La danza y el laberinto








No permiten los fantasmas de mi mente
que entre la poesía.

Ríen. Muerden. Bailan.

Sobre mi conciencia reconstruyen
un festejo interminable,
lleno de brutalidad e ironía.

Pero la conmoción ocurre de madrugada.

Entonces mis poemas se transforman
en la fría carga del silencio
que guardo para redimirme.

Mis poemas no se ríen,
no muerden,
no bailan entre sensaciones ásperas.

Sueñan sin mesura lo que sueña el mundo,
y su sombra titubea
sobre las ocultas armonías del hallazgo.