
Nos acercamos a la realidad sombría,
donde un viejo claroscuro
nos habría condenado
a no luchar contra nosotros mismos.
Donde transcurre ciegamente
la trivialidad de todos nuestros actos.
Nos acercamos a la realidad sombría,
y no podremos construir más que espejismos
mientras solo importe
el inevitable hecho de estar vivos.