La verdad es algo como el odio
o el desprecio, tiene rostro solemne
como el hambre o el invierno.
La verdad es algo como la guerra
o la fuerza con que un hombre
arrastra su corazón hacia los templos.
No hay amor, os digo.
Tan sólo conveniencia,
y alguna celebración
donde la inocencia se quema
con el espectral ritmo del viento.