Presto mucha atención
a lo que dice estos días
el televisor.
Mantengo firme la mirada,
me concentro con ansia,
con inquietud, con furia extrasensorial.
Siento como si el futuro
social de este país
dependiera de mi nivel de atención.
Por suerte tengo mis pastillas,
algunas cosas, las peores,
nunca cambian.