Resistencia
¿Y qué fue de los viejos amores? ¿Superaste su verdad como un adulto,
ordenando tus asuntos con el sistema, aferrándote al objeto inerte,
corrompiendo tu vitalidad inocente? ¿No quisiste nunca honrarlos de la
mejor manera? ¿No llegaste nunca a golpear el plástico solemne de tus
amistades, a destrozar la quietud de la calle para volver a ella
como el salvaje que en verdad eres?
Para maldecirla hasta que
comprendiera que tu sangre no es el río donde nadie se bañó dos veces.
Evocador, duro y magnífico, Diego, me ha gustado una barbaridad. Sobre todo, me ha gustado mucho el final, la solución que encuentras retorciéndole el cuello a Heráclito. Saludos.
ResponderEliminarGracias, Iván. Siempre.
ResponderEliminarUn abrazo.