Ironía común
Nuestro
protagonista quería creer que riéndose de aquel oscuro problema en
público, lograría al menos evitar la gravedad del mismo. No sabía que,
tarde o temprano, el dolor nos pone serios, muy serios; llegando a
convertir cada nimio chasquarrillo en una penosa ofensa personal de la
que no es tan fácil librarse.
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