Mi única preocupación
desborda sin orígenes la escena.
Sin ruido me somete.
Inspira fantasías.
Seduce a quien me teme.
La reconozco sin rostro,
sin rúbricas ni huellas.
A ratos la enmascaro felizmente
de causas o de juicios.
Me rompe la inocencia
llevarla siempre a cuestas.
Solo pesa imaginar su fuerza.
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