13 nov 2010

Inquisitivo

Cualquier día podrían preguntarte
por qué arde la ventisca contra mis orígenes,
desde cuándo finjo este desnudo
o quién se atiene todavía
al juicio enloquecido de mi sangre.
Resiste entonces. Nada digas, miente.
Que si tú también cedieras,
negándole su máscara a este loco intérprete,
nombrarías la figura que moldean
tus ojos en combate ultraterreno
con el tiempo. Di tan solo el número,
recurre al juego esclarecido de los actos:
nada digas, no soy ese:
yo escogí durar en lo que huye.