18 oct 2006

Tres abismos cruzan por nosotros.
Recuerda su insidiosa apariencia.
Porque sucede que lo escrito
fue dictado en pos de un sacrificio.
Imaginación, perfección y belleza.
Tres abismos que el poema ensancha
con su materia recóndita
y su mísera sentencia.
La imaginación cruza por nosotros,
inspira la inercia,
dándonos versiones más amplias
de lo que no existe. La perfección,
verbo inhóspito, arte simple,
invade por nosotros el anhelo
de lo que no existe. La belleza,
esa sombra que ilumina reductos
de lo que un día fuera esencia…
¿acaso existe? Pues este abismo
resume el conjunto por nosotros.
Por nosotros habla
la evidencia atroz
de haber socavado la inocencia.
De saber que el amor
desgarra en su caricia
los velos que la carne
suple con la
herida.