1 ene 2010

Último despertar

Desperté sin alba y sin tiempo.
Tras la luz, carente de cualquier sentido,
la sospechosa intuición de una verdad
ajena también a su significado.

Navegué el mar de la desolación,
reconstruí los templos del dolor.
Adiviné mi futuro al comprender
que un niño es siempre un niño,
hasta que la ocasión de regresar
se agota en un silencio estéril.

Desperté. Pero el mundo era otro mundo,
y en brazos de la nada se escuchaban
los mismos ecos, la amenaza
de un amor maldito por la luz del sol.