10 ene 2010

Origen de la luz

El tiempo no defiende nuestro origen.
Todas las ventanas te anuncian
un día más en el desierto,
consciente por la duda que alimentas.
Un día fuiste niña y también luna.
Fuiste la primera explicación
de un sueño irrepetible en el asombro.
Transcurren los inviernos como el viaje
interminable que abarcara el tiempo.
La flor de entonces te reemplaza dentro,
en el mismo corazón que huye
de cualquier camino repetido en sueños.

Pero un día será del todo tuya
la niñez que ayer tanto contemplabas
detrás de las ventanas que daban al olvido.

Aunque el tiempo no defienda nuestro origen,
sigamos la corriente fugitiva
que cruza cada noche lo aprendido.