24 ene 2010

De raíz




I

Muchas veces hay que elegir entre expresar la rabia o guardarse el dolor. Yo, por lo general, suelo guardarme el dolor. Y por lo general me arrepiento.

II

Hay gente que transita sin ningún problema entre su realidad y la de los demás. Afortunados ellos, que ignoran por completo que las dos esferas no tienen ningún parecido entre sí.

III

Si has de sufrir la belleza, permítete que tu sufrimiento también sea en sí mismo una lección de estética. De lo contrario, siempre permanecerás lejos de lo que amas.

IV

Siempre llueve cuando fuera hay algo que no podemos esperar.

V

Pasó el tiempo, me rebelé contra la farsa. Urdí complejos universos en los que yo era mejor que los que actuaban. Ahora guardo silencio. Y en cada ademán, la pregunta que solo puede responder la evidencia o el truismo.

VI

No me guardes rencor si, llegado el día, no logra conmoverme el relato de tus miserias. Mi corazón es un desierto donde nunca deja de llover. Donde tú no eres más desdichado que yo, ni que ningún otro que haya comprendido la oscuridad del género humano.

VII

No abarcaré nunca más sombra que la que yo mismo proyecto. Sin embargo, al suponer la expresión del drama que nunca contarás, me estremezco como el niño que no podría volver a rebelarse. Y ya temo que en tus ojos se dibuje mi solitaria vergüenza, la verdad convertida en estigma de una inocencia arrepentida.