
Abandoné mi alma entre unos sauces,
en la periferia de la noche deshumanizada.
Como injurias se gestaban las preguntas
que no deben realizarse.
en la periferia de la noche deshumanizada.
Como injurias se gestaban las preguntas
que no deben realizarse.
Enterramos cada día bajo nuestras sombras
la perfecta, cínica inocencia
del espectro que no deja de pensar en alguien.
Profundizad sin creer en nada,
aunque toda intimidad
condicione la visión de vuestras almas
como un fulgor inescrutable.