No es indispensable ser valiente para amar. De hecho, nadie lo es hasta que
experimenta elSentimiento mismo, el cual disuelve pensamiento y acto en unacosa sola, creando una espléndida armonía entre lo interior y lo
exterior. No hay que ser valiente. El amordoblegaráel
miedotarde o temprano.
Tanto es así, que los amantes obtienenunplacer infinito cada vez que dicha determinación es puesta a prueba.