Me reiré de mi mismo en la misma medida en que ud. me conceda la libertad de hacerlo por voluntad propia.
Pero también es obvio que la risa debería igualarnos siempre.
A diferencia de usted, señorita, defiendo mi propia forma de ver el mundo. Jamás intentaría, ni por asomo, que la generalidad pensara o actuase de la misma manera.