Una vez recuperada mi humanidad, la cordura o
lo que sea que iguale mi conducta a la del resto, creo que por fin puedo
decir aquello de "he recobrado la estabilidad". La única pega que le
veo a esta gran noticia es el vacío inherente a ese mismo estadio de
normalidad, el cual no me asombra ni me desgarra. De hecho, se podría
decir que se manfiesta solo como expresión de un aburrimiento absoluto.
Pero en fin, supongamos que la vida es eso.
Pero en fin, supongamos que la vida es eso.