26 ene 2012

Final abierto

I

Nada quede entre nosotros
que no pueda rehacerse
de la manera en que otros abandonan.

Ni ruidosas teorías,
ni mansiones de grandes ventanales,
ni sensatas esperanzas
que distraigan tus pasos hacia dónde.

Al viento pertenecen la palabra pura
y el rencor del aire.
Suya es la expresión conjunta
que endurece nuestros rostros.


II

No prestemos, pues,
resistencia al viento.

Si aún has de olvidar,
no pongas empeño,
olvida amablemente.
Si debieras mentir,
no lo dudes: miente.

Y nada temas por dejar
más abiertas las puertas si regresas.

Recuerda solo, si debieras partir luego,
que ya todo puede rehacerse
de la sencilla manera en que otros abandonan.