29 may 2016

Debilidad y otras terapias

Pienso que también el arte que nos hace sentir débiles tiene su función y su sentido. Son este tipo de manifestaciones estéticas las que nos recuerdan en qué consiste la sensibilidad y de cómo ésta nos vuelve vulnerables, haciéndonos sufrir y endureciéndonos luego. Cualquier persona sensible que viva lo suficiente, tiene muchas posibilidades de endurecerse, de volverse tal vez demasiado fuerte.

Contra la fortaleza de carácter o de espíritu en sí no tengo nada, solo que suele ser una cualidad difícil de llevar para quienes nos rodean, lo que puede provocar que el vehemente acabe completamente aislado, ya sea en sentido literal o figurado.

Si en esa soledad no hay lugar para añorar ninguna cercanía, este texto estará de más para según qué tipo de lectores. Pero, como decía al principio, el arte que pueda devolver al individuo la noción de su propia fragilidad, podría ser la perfecta medicina para quienes padecen sin quererlo la intensidad de su propia fuerza.

En palabras de Rimbaud: "Es el amigo. Ni débil, ni vehemente: el amigo" Personalmente creo que en lo afectivo ese es el equilibrio que uno debe pretender siempre. Ladearse demasiado hacia uno de esos dos extremos, puede ser el principio del fin de cualquier cosa.