15 feb 2010

Parpadeo

En el intervalo que divide esta quimera,
se adivina el modo y la impaciencia
de hallar otra pulsión
que abarque el juego interminable de la vida.
Mas no ha de culminar aquí nuestra promesa,
pues todas las fronteras
tienen ya ese no sé qué
de dócil tentativa hacia el absurdo.

Pero juguemos siempre a comprender el juego:
no termina aquí lo impredecible, el mar
es otro cielo de cristal rompiendo en tu futuro.

Caigamos toda vez desde lo exacto
(levantarse no requiere más de lo que somos…)
Solo el ansia de arrojar otra moneda
al pozo antiguo que exalta esta esperanza.

Todas las canciones son el sueño
o el acto de soñar
un tiempo en el que nada temeremos.