Los fantasmas, en inmensos laberintos.
A solas con el fuego,
combato y padezco interiormente
las irracionales consecuencias
de haber creído la visión a ciegas de la farsa.
No es mi culpa.
Heredé la cruda deuda de un perverso.
He durado en soledad para salvarme,
en mí el tiempo no transcurre:
destruye lentamente el amor innecesario.