
Planeó durante mucho tiempo
un atento cuervo sobre nuestras cabezas.
Mientras perduró su vuelo,
confundimos muchas veces
la estupidez con el valor más necesario.
Ahora nos escondemos tras las lluvias del pasado,
entre las miserias que sabemos verdaderas.
Cuando nadie teme por nosotros,
regresamos dócilmente
— pues también es nuestro el calvario que nos une —
al lugar estéril donde fuimos desgraciados.