Sueño con ventana al vacío

Y una fe cambiante
engendrando una identidad cambiante,
y un seguir sin saber,
y un caer sin sentir que nada era nuestro. 

Por qué la fuerza de los pájaros.
Por qué el rapto de la luz.
Quién de nosotros miente sin decir un nombre.

Por qué el temblor de la miseria.
Por qué aniquila la palabra la palabra.

Existo porque ciegamente creo que existo. 

Esa fe destruye el interminable pensamiento, 

y ese pensamiento se construye desde fuera. 

Permanecer siempre

Dónde escondéis vuestras sombras?
Desde esta noche terminal no puedo verlas.
Os disfrazáis de luz,
de insidiosa luz que me deslumbra.
Sobre mi cabeza pesan siglos de oscuridad,
y vosotros — pobre de vosotros,
que habéis rehuido más de un millón de veces
toda solidaridad con la desgracia —
continuáis ardiendo en los límites de la inocencia.

Antes de la luz

Pensar que la sola percepción de la oscuridad del género humano, podría oscurecer a los que así nos contemplaron por la eternidad. Desear de tal manera un juicio que nos inculpe a todos. Saber que perderemos una y otra vez el ansia de conocimiento para convertirnos en la verdad que no podemos soportar.

Madre, tú existes para que cerremos nuestros ojos a la noche, como si no fuéramos niños insensibles que no pueden presenciar el sufrimiento.

Existes para que no tentemos en exceso la noción de lo que somos: un abismo lleno de la más grata locura. Un camino retorcido hacia esta ardiente realidad.

Apostar el viaje

Una cosa es
pasar tu miserable existencia
intentando hacer las cosas bien,
y al final ir hacia la luz
rodeado de un sentimiento inexplicable,
y otra muy distinta,
después de haberte esforzado y sacrificado,
será el que no haya nada esperándote,
o que se dibuje,
en ese mismo caso,
un temblor más insoportable
que la misma vida que viviste.

Mas no saber jamás 
cuál de las tres opciones 

dará o quitará sentido
a tu paso por el mundo que percibes. 

La risa de los inconscientes

De la ironía al vacío.
Del vacío a la ironía.

Un millón de veces más 
sonreiremos cruelmente ante el espejo.

Así nos burlaremos de la ira.
De las guerras que perdimos de antemano.
De las infalibles tentativas del payaso.

Sobre la fricción de la herida, 

la siniestra burla de los demás atribulados 

se convertirá en nuestra propia burla. 

Más inútil será entonces 

el solemne fuego que prendimos en el fango

para no creernos inmortales.