
Dónde escondéis vuestras sombras?
Desde esta noche terminal no puedo verlas.
Os disfrazáis de luz,
de insidiosa luz que me deslumbra.
Sobre mi cabeza pesan siglos de oscuridad,
y vosotros — pobre de vosotros,
que habéis rehuido más de un millón de veces
toda solidaridad con la desgracia —
continuáis ardiendo en los límites de la inocencia.