
Observa cómo se transforma el cielo.
Nuestra sensibilidad no puede dominarlo,
como no podemos dominar
a los pájaros que no fracasan en su vuelo.
Hemos ignorado
— una, diez, mil veces —
las lecciones del sentido común,
e insistimos observando
las formas elevadas
como si observáramos la causa del dolor.
Observa cómo se transforma el cielo.
Después, reniega de tu corazón.
La brutalidad es la auténtica verdad,
y la muerte llega siempre demasiado lejos.