
Se los llevó la Noche.
Noche eran sus nombres,
y de infernal miseria se hacían sus encuentros.
Antes de lanzar al fuego su memoria,
tuve un presentimiento.
Lo supe muchas veces,
sentí que de su sangre
nacerían la violencia y el fulgor perverso.
Ahora ya no existen en mi mente.
Ni siquiera sé si han muerto.