27 mar 2021

Superioridad del objeto






Mirar las cosas.
Mirarlas como si también tuvieran alma.
Y las cosas, entonces, tendrán alma.
Un alma sin infierno.
Que es como un silencio sin memoria.
Es eso. El silencio de las cosas
no tiene memoria. Están,
solo están. Siempre están.
No desaparecen de sí
como desaparecimos todos,
huyendo entre sus formas
tras un pequeño telón de sombras.