He pensado mucho
en lo implacable que ha de ser
la búsqueda de la perfección.
Para ser perfecto,
tendría que corregir a latigazos
cada rasgo de mi personalidad,
y poner en su lugar
una poderosa idea
o un vacío.
Pero la verdad sea dicha:
creo que jamás tendré
Para ser perfecto,
tendría que corregir a latigazos
cada rasgo de mi personalidad,
y poner en su lugar
una poderosa idea
o un vacío.
Pero la verdad sea dicha:
creo que jamás tendré
verdaderas ganas
de hacer nada tan descabellado.