10 jul 2019

Revisión del juego



Fue difícil. Y de esa dificultad surgió
un orgullo extraño.

Hubo quien me prestó
un hombro, una oración, sus manos.

Pero fue en vano: no quise agradecer nada.

Mi carga se hacía como la terca piedra.
Como la terca piedra se hacía mi cansancio.

Quise deciros algo.
Daros también un hombro,
una oración, mis manos.

Pero fue inútil. Mi orgullo era una fuerza extraña,
aún más oscura que la debilidad del llanto.


Imagen: "los tres pies del gato", acrílico sobre papel a2